Entre estrofa y estrofa, usted seguro ha gritado a todo pulmón el nombre de estos tipos en medio de un vallenato. Para que salga de dudas de una vez sobre quiénes son, le presentamos a este trío de héroes desconocidos de sus parrandas: Pedro Muriel, el Brujo de la Consola e Iván Andrés Calderón. Conoce las razones del por qué las bionovelas no narran toda la verdad de los artistas vallenato.
PEDRO MURIEL
Sí, este es el hombre al que los Chiches Vallenatos saludan con el inconfundible grito «para el licenciado del sonido, Pedro Muriel, Muriel, Muriel…», en éxitos como Ceniza fría. ¿Por qué lo mencionan tanto? Porque durante 26 años fue el duro de las grabaciones vallenatas de Discos Fuentes.
La carrera musical de Muriel empezó cuando era percusionista de la orquesta Los Éxitos, en su natal Medellín, con la que interpretó hits decembrinos como Cumbia caletera o Navidad de los pobres. Por esa época, se fue interesando en la Ingeniería Electrónica y terminó estudiándola de manera autodidacta, en libros que pedía prestados. De vez en cuando, también le cacharreaba a algún aparato destartalado que se encontraba por ahí. La verdadera historia de vida de la ‘Diosa’ Patricia Teheran
Al final, dominaba tanto el tema que, cuando en 1976 Discos Fuentes necesitó un nuevo ingeniero de grabación, él no dudó en pedir el puesto y la gente de la disquera, en contratarlo. Aunque no le gustaba el vallenato, al año de estar trabajando tuvo que hacer un disco para Los Hermanos Tuirán, y le quedó tan bien que le encargaron oficialmente todas las grabaciones del género. Con el tiempo terminó encarretado y resultó viviendo entre Medellín y la costa, donde buscaba compositores y cantantes que colaboraran en sus proyectos.
Además de estar detrás de los éxitos de Los Chiches, produjo otros vallenatos que pegaron durísimo, como Esta noche es mía, de Alfredo Gutiérrez, y El santo cachón, de Los Embajadores Vallenatos, aunque no aparece mencionado en estas canciones. Aparecen todos los vídeos de la última presentación del gran Martín Elías.
Muriel tiene ahora 65 años, está pensionado, vive en Medellín y hace algunas grabaciones esporádicas en un pequeño estudio que armó en su casa. Eso sí, viaja unas cuatro veces al año a Valledupar, donde es toda una celebridad. No exageramos: su llegada es anunciada en las emisoras locales, y en los hoteles ya saben que tienen que prepararse para sus visitas, porque en su habitación se arman señoras parrandas, llenas de músicos que llegan, whisky en mano, buscando al famoso Pedro Muriel, Muriel, Muriel…
Los vallenatos más importantes donde lo saludan…
Ceniza fría de Los Chiches Vallenatos
(«para el licenciado del sonido, Pedro Muriel, Muriel, Muriel…»).
Muchacha encantadora de Los Chiches Vallenatos
(«y en la era digital, Pedro Muriel, Muriel, Muriel…»).
Tierra mala de Los Chiches Vallenatos
(«y este es el sentimiento de Pedro Muriel, Muriel, Muriel…»).
Otro día será de Los Gigantes Vallenatos
(«y este es el sentimiento de Pedro Muriel, Muriel, Muriel…»).
No pude quitarte las espinas de Erick Escobar
(«con mucho cariño, para Lina y Sergio Muriel, de su papá: Pedro Muriel, Muriel, Muriel…»).
EL BRUJO DE LA CONSOLA
Si hay un saludo que ha invadido los cañonazos vallenatos más famosos es el que va para «el Brujo de la Consola, sola, sola…». Pues bien, le presentamos al personaje detrás del apodo: se llama Darío Valenzuela, ha vivido toda la vida en Sabaneta, Antioquia, y con 63 años ya perdió la cuenta de todos los discos que ha producido. Sin embargo —para que se haga una idea de la cantidad de gente a la que le ha grabado—, hace poco Juan Manuel Pérez, amigo suyo conocido en el gremio como «el Catedrático del Vallenato», le regaló una recopilación con todas las canciones en que lo mencionan, y le alcanzó para llenar cinco CD completos. Descargar en las mieles del triunfo CD completo – Rafa Perez LA EVOLUCIÓN
Antes de ser el Brujo, Valenzuela trabajó en el área de producción de Codiscos, adonde llegó porque su hermano Guillermo era contador de la disquera. Fue pasando de puesto en puesto hasta que, en 1975, ya interesado en la grabación, logró estar donde quería: al frente de una consola. Solo fue hasta 1978 que recibió el apodo, cortesía del cantante Juan Piña, quien lo saluda en el éxito Compañera. Ese mismo año, Rafael Orozco también le hizo un homenaje: lo llamó «el Paisa de Oro» en una de sus canciones, pero este alias no pegó tanto.
El Brujo ha trabajado con los nombres más importantes de la música popular colombiana: Darío Gómez, Alfredo Gutiérrez, El Binomio de Oro, Otto Serge, Los Hermanos Zuleta, Jorge Oñate, Lisandro Meza, Iván Villazón, Jorge Celedón, Las Diosas del Vallenato… Y su leyenda es tan grande que hasta Marbelle, que no se aguantó la curiosidad, se le apareció un día porque quería ponerle cara al célebre «Brujo de la Consola». La historia detrás de la entrevista mas famosa del Cacique Diomedes Díaz.
Hoy, Darío Valenzuela está pensionado, pero no deja de grabar: fundó su propio estudio en Sabaneta y lo llamó Brujo Récords. «No podría ponerle de otra manera», concluye.
Los vallenatos más importantes donde lo saludan…
Compañera de Juan Piña
(«Darío Valenzuela, el Brujo de la Consola»).
Todo daría por ti de Patricia Teherán y sus Diosas del Vallenato
(«Darío Valenzuela, nuestro brujo de la consooola»).
Amor lindo de Lisandro Meza
(«la tristeza de mi compadre Darío Valenzuela»).
La pechichona de Los Betos
(«y eso fue lo que le dio Darío Valenzuela»).
Mi poema de Silvio Brito
(«para el alma vallenata de Darío Valenzuela»).
IVÁN ANDRÉS CALDERÓN
«Iván Andrés Calderón, escucha a tu creador», dice Patricia Teherán en Tarde lo conocí, la canción más recordada de Las Diosas del Vallenato. Para el momento de ese saludo, Calderón tenía solo 24 años y ya daba pasos de animal grande en la industria musical. Nacido hace 51 años en Mutatá, un pueblo del Urabá antioqueño, se crio en Medellín y desde pequeño se interesó en el vallenato. “La Hora De La Verdad”, el único CD que alcanzó a lanzar Kaleth Morales
Aunque le gustaba cantar, lo suyo siempre fue la composición y la producción. Como sabía tocar el bajo y la guitarra, empezó a colaborar en 1989 con agrupaciones como Los Embajadores Vallentos y Los Diablitos, de Omar Geles. Pero él quería hacer su propia música, entonces reunió a sus hermanos y juntos fundaron una agrupación que usted seguro conoce: Los Gigantes del Vallenato. Bajo su batuta, Los Gigantes se tomaron la escena vallenata noventera con canciones de su autoría, como Me mata la melancolía y Perdóname. Como si fuera poco, de su cabeza han salido también otros éxitos, como No podrán separarnos, de Jorge Celedón, y Será el final, de Los Inquietos.
Actualmente, sigue coordinando a Los Gigantes, hoy liderados por su hijo Daniel (a quien también saludan en varios vallenatos). Pero ahí no para su trabajo: Iván Andrés Calderón está detrás de las producciones que han hecho conocer a Pipe Bueno, Jorge Celedón y Nelson Velásquez. Como todos saben de su pasión por el vallenato, no en vano, cada vez que lo mencionan, su nombre va acompañado de la ya gastada frase: «Con sentimiento…». Hijo de Patricia Teherán cuenta cómo fue crecer sin su mamá.
Los vallenatos más importantes donde lo saludan…
Tarde lo conocí de Patricia Teherán y sus Diosas del Vallenato
(«Iván Andrés Calderón, escucha a tu creador»).
Quiero saber de ti de Los Inquietos
(«Iván Andrés Calderón… con sentimiento»).
Yo te vi Daniel Calderón y Los Gigantes
(«Iván Andrés Calderón. ¡Esto es mucho!»).
Sin ti no hay vida de Luis Mateus
(«Daniel Alexánder e Iván Andrés Calderón… con sentimiento»).
Acuérdate de Los Gigantes del Vallenato
(«Iván Andrés Calderón… con sentimientoooo»).
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