El compositor Iván Ovalle cuenta por qué ya no les entrega canciones a los artistas vallenatos.
De diciembre para acá, cada artista vallenato –sea clásico o de líneas más alternativas– tiene presente la inclusión del género en la lista de la Unesco. Iván Ovalle (1959), compositor nominado al Grammy Latino en el 2006, no es la excepción. De hecho, sobre salvar la esencia tiene mucho que decir en el estreno del álbum ‘A puño y letra’.
“Lo de la Unesco ha estimulado a las nuevas generaciones a pensar en lo clásico –dice–. Por mi parte, en este CD hice los cuatro aires del folclor (pocos artistas comerciales lo hacen) e invité a dos figuras jóvenes, Andrés Ariza y Luifer Cuello, para enviarles un mensaje a los jóvenes: que sí se pueden interpretar canciones tradicionales. No solo temas banales, brincoleo.
Este año se han grabado muchos discos de clásicos, pero pocas canciones nuevas con esencia tradicional. ¿Ese es el reto?
¿Tienes que cantarles tonterías para hacer un éxito de tres meses y no uno que te sirva para el resto de tu vida? Hay en eso un componente económico:el cantante no le quiere pagar al compositor por la obra. Ya no se venden discos para decir que hay regalías.
Pero las hay, al sonar en radio y en ‘shows’…
Históricamente, Escalona les daba canciones a todos. Las regalaba. Hoy la música no se vende. Un artista hoy graba un CD de estos para mostrárselo a los medios. Antes, las regalías las producían las ventas de discos. Cuando Diomedes Díaz me grabó ‘Esos ojos negros’, llegó un cheque por 35 millones, después otro de 15 y otro de 10. Y hubo una época en que me grabaron Diomedes, los Zuleta, el Binomio, Villazón. Había regalías por todo. Hoy, la piratería tiene el mercado, y regalías por ventas de CD no hay.
Marc Anthony va a donde Estéfano y le paga 100.000 dólares por tema, por la exclusividad, por ser el único con derecho a grabarlos. Aquí, a Silvestre, entre comillas el artista vallenato que más vende, cuando recoge canciones, los compositores se las dan porque quieren aparecer.
¿Cómo le toca a usted?
Meterme la mano al dril, buscar 100, 300 millones de pesos, hago un videoclip y me pongo a promocionar mi álbum.
Como las disqueras se abrieron del negocio, surge el artista independiente. El que debe hacer la promoción de su trabajo. Ahora proliferan estudios de grabación, puede uno entrar a uno bueno, hacer su propia producción y conseguir un jefe de prensa para que ayude con los medios.
No volvió a entregarles canciones a los cantantes…
No. Y me las piden. Pero lo he dicho en todas partes: no doy canciones. Las grabo para mi proyecto como cantautor. Quiero apuntarle a la esencia, al artista que defiende el vallenato lírico, de poesía, ese que es mi escuela y se está acabando. Quiero que sea el cantautor el que represente a la música vallenata, pero con su esencia, no con el ‘brincoleo’ o el “me gusta, me gusta”, nada de ese viaje.
‘Brincoleo’ alude a los Kvrass. Ellos dicen que no pueden seguir cantándole al ‘palo de mango’…
Claro, porque no tienen la capacidad de cantarle a lo que les rodea. Si analizas, es una organización de inversionistas que montaron un grupo para hacer una nueva ola y graban reguetón, vallenato, una cantidad de géneros, fusionan, combinan…
Hay unos artistas que componen por el dinero y otros porque les nació la inspiración. Por eso los éxitos no son trascendentales: no van de generación en generación, sino a tres meses. Después de tres meses nadie se acuerda de ellos y siguien cada vez más vanos.
Cada vez que doy un concierto, nada más Angel Barrios (acordeonero) empieza con el acordeón, gente de cualquier edad se levanta a corear ‘Volver a la ternura’, es una canción que acaba de cumplir 30 años. Significa que venimos haciendo una obra que no dejan de referenciar. Ahí está la diferencia. Iván Ovalle
Sigue siendo válido cantarle a la naturaleza…
Ahora es más válido, porque preservar el medio ambiente es una necesidad. Nos estamos quedando sin nada.
¿Cómo es su disco? ¿Qué temas toca en el álbum?
Son 12 canciones. ‘La del vestido rojo’ se inspira en la belleza de la mujer. ‘Mosaico: cuatro aires’ tiene paseo, son, puya y merengue. En esa invité a Luifer y a Andrés Ariza. ‘A puño y letra’ es poética, con figuras literarias. ‘Solo faltas tú’ se la hice a un hermano. ‘La parranda se toma’ habla de las leyes de la parranda, que también se está perdiendo. Es como para decir que todavía hay muchas cosas sobre qué cantar. Hay que abrir la inspiración, no solo cantarle a la mujer.
Usted compone desde niño…
Desde los 7 años. Mi papá me dijo que estudiara una carrera convencional y estudié derecho. Soy abogado administrativo. hice carrera y trabajé en eso por años. Mientras tanto, regalaba canciones. Un día cualquiera, en el 2009, dije: “No hago más esto, voy a hacer lo que me gusta”. Tocó empezar de cero, desde cobrar 500.000 pesos por serenata teniendo la responsabilidad de mis hijos, hasta sentir que me cerraban las puertas con toda la trayectoria que tenía como compositor, cuando en las emisoras me decían: “No te podemos programar”.
Fuimos superando esos arroyitos, hasta ser una organización que toca de tres a cuatro veces por semana por toda la geografía nacional y a veces por fuera. Y no solo cantamos, también contamos la historia, mostramos la esencia vallenata. No es tocar y todo el mundo a emborracharse. Se busca algo un poco más didáctico… Iván Ovalle
¿Tipo recital?
Me contratan para matrimonios, cumpleaños, fiestas de pueblo, pero se siente la diferencia entre el grupito vallenato común y el de un cantautor: la gente se prepara para oír la historia de cómo nacieron las canciones.
¿Qué puede hacer un artista para aportarle al folclor? Iván Ovalle
Buscar a los compositores que están vivos en el género y pedirles canciones para sus producciones. Iván Ovalle
¿y un compositor nuevo? Iván Ovalle
Aprender de los que nosotros aprendimos: Leandro Díaz, Escalona. No es coger pedazos de otros géneros musicales para ponérselo al vallenato. Eso no es auténtico. Ahora no buscan en las raíces sino en otros géneros para ponerles caja, guacharaca y acordeón. Así no es.