Rafa Pérez quiere hacer vallenato que toque el alma

Rafa Pérez acaba de sacar una versión de ‘El hijo ausente’ (un clásico en voz de Pastor López), para ponerse oportunamente a tono con el fin de año. Pero cierra el 2022 con la satisfacción de haber lanzado el álbum ‘El vallenato vive’, cuyo título tiene tonos de declaración de principios. El mismo artista dice que se siente como un puente entre las raíces del folclor y las nuevas generaciones.

En su historia, primero fue artista de vallenato juvenil, al lado del grupo Kavrass. Hizo parte del ‘brincoleo’ de los mejores momentos de la agrupación y aprendió a interpretar a la perfección el estilo nueva ola (que los puristas acusan de alejarse de la poesía original vallenata). Pero Pérez dejó Kvrass hace ya bastantes años.

Y ahora que tiene en su discografía álbumes como ‘Las mieles del triunfo’ y ‘Rafa Pérez canta vallenato’Es un artista reconocido, sólido, y siente que consiguió el equilibrio entre cantar para los jóvenes y mostrar que las raíces siguen vigentes.

De ‘El vallenato vive’, Pérez resaltó las reacciones positivas: “Esto se dio porque se hizo pensando en todos. La crítica es difícil de convencer y complacer”.

Volvió también a grabarle a Marciano Martínez..

La canción ‘Soy inocente’. Me siento identificado con Marciano, le he grabado en todas las producciones, desde ‘Las mieles del triunfo’, que le dio título a mi primer álbum como solista.

¿Cómo ha sido su evolución musical?

Estos años han sido de aprendizaje. Busqué cercanía con compositores y maestros para entender lo que mostraban. Era lo que los amantes del folclor me reclamaron durante años. Fue el compromiso que me hice al retirarme del proyecto anterior.

Tuve que desaprender la música como yo la entendía y reaprender, entender el sentir. Esto comenzó con el álbum ‘Rafa Pérez canta vallenato’, homenaje a los compositores.

¿Qué aprendió de los compositores clásicos?

Trato de escucharlos y sentirlos en mi música, sin perder el enfoque de lo que soy.

Quiero poner el don que tengo en la música para orientar a las nuevas generaciones. Siempre estaba dando lo que sentía que Dios me ponía en el corazón, pero no sabía cómo hacerlo. Ya con este trabajo, estamos haciendo que los jóvenes se interesen más por tocar el alma de la gente. Eso es lo que he entendido, que hacían música, más que por comercio, por tocarle el alma a la gente.

Hay pocos artistas liderando el vallenato más joven. ¿Cómo se siente contarse entre esos pocos?

En realidad es como un sentido de pertenencia. Éramos contemporáneos del proceso que llevaba Martín Elías, soy de su generación. Pero al salir de Kvrass y tomar las riendas de mi carrera hice un cambio de 180 grados en la música que hacía. Buscaba generar un interés distinto. Por eso tuve que desaprender.

Lo demás se va dando con el tiempo, el catálogo y los éxitos. Había que ser paciente. Hoy hay un compromiso con los jóvenes, para que vean el vallenato con buenos ojos, no como una música que se quedó con nuestros padres.

Recordemos qué canciones han marcado su carrera musical

La primera, ‘Las mieles del triunfo’, me hizo ver el vallenato distinto. Tenía aspecto clásico, de esas que pasan los años y siguen vigentes. Otra fue ‘Mi novia mujer’, uno de mis clásicos, grabada antes por Jesús Manuel, pero la presenté a mi estilo joven y marcó mi música.

En ‘El vallenato vive’ hay varias, pero hay una especial: ‘La cartilla Nacho Lee’, una canción narrativa de las que gustan en los festivales. Tiene una letra en la que quieres saber qué más pasa. Esas canciones narrativas no se graban porque no se consideran comerciales, pero son parte de la esencia del vallenato.

La fama también le ha dado momentos difíciles, se amplifica cada paso que da. ¿Cómo la afronta?

Para ningún ser humano es fácil recibir una avalancha de críticas o de elogios. Ambas cosas pueden tergiversar el verdadero ser de cada uno. Llevo años en esto y me han enseñado a tener los pies en la tierra.

Tuve la experiencia de estar en la cima y tirarme desde allá para empezar algo nuevo. Y aprendí el valor de la verdadera esencia de la vida. Es como si hubiera ido en un carro a 200 kilómetros por hora, y de pronto empecé a caminar y a mirar el paisaje. Esto lo hace a uno más humano.

¿Qué proyectos o sueños tiene por cumplir?

Quiero decirle al mundo que en Colombia hay un pueblo llamado Valledupar donde la gente canta sus penas y sus vivencias a partir de un ritmo llamado vallenato.

Siempre cuento que cuando tenía 5 años, una canción de Rafael Orozco me hizo enamorar del vallenato, porque me llegó al alma. Hoy no tiene que ser diferente para cualquier otro niño que oiga una canción, porque los artistas podemos tocar su alma. Cuando lo analicé, cambiaron muchas cosas en mi vida y en mi forma de ver la música vallenata. Aún no llego a donde quiero, pero pienso que voy bien.

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