En Valledupar ya no quieren ver ni en pintura a Silvestre Dangond

El vallenato es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, el genero musical que nació gracias a los juglares que recorrieron pueblo por pueblo recogiendo inspiración en prosas, construyeron un legado que hoy se preserva. Silvestre Dangond, un gran ídolo del vallenato, inició así como un juglar, Sus primeros álbumes al lado del gran Juancho de la Espriella, lo catapultaron a la cima, que muy bien supo dominar. Fue la revelación que compensó el ocaso de El Cacique de la Junta.

Sin embargo, Silvestre Dangond ha variado su estilo, ahora como gran artista sabe que lo comercial da más frutos que el solo vallenato. Y en la insaciable necesidad de figurar con las tendencias nuevas, el maestro musical amado por todo un país se ha mostrado atento a seguir un camino lejano a sus raíces. Las mismas raíces que lo llevaron a la fama.

Ya la relación de Dangond con el reguetón no es ajena a la de cualquier estrella de genero urbano en Colombia. Primero hizo el remix Casate Conmigo con Nicky Jam, un hit, pero completamente indiferente a sus entrañas vallenateras. Luego con Gente de Zona y ahora con Ñejo saca un canción que promete animar masivas fiestas del interior del país, con una modalidad «cachaquizada» dirían muchos en su natal costa caribe. Seguramente será un éxito rotundo por lo que pinta, pero lo que si es seguro es que no se escuchará con la misma fuerza en Valledupar, en donde los juglares son los que realmente amenizan todo.

Las criticas por su nueva canción no se han hecho esperar, muchos en el Valle consideran que es un irrespeto al genero que lo hizo inmortal y por el que hizo arrodillar a un pueblo entero con sus talentos innatos y naturales propios del acordeón, un instrumento que jamás ha sonado en sus canciones de reguetón contemporáneo, las cuales poco o nada reflejan el complejo cultural de la ciudad que le puso un pedestal hecho a su medida.

Fuente: Las 2 Orillas

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